Durante los años que han
transcurrido desde la aparición del pensamiento en el ámbito intergaláctico, la
ejecución de la aplicación del libre albedrío había dado sus frutos en el
Sistema Solar, cuna de la civilización humana.
El ejecutado aseguraba el libre
desarrollo intelectual de los individuos y, a priori, prometía el auge de la
preocupación metafísica del colectivo. Esa información fue extraída por los
primeros cerberos que usaron una aproximación lineal de las variables socio-históricas.
Más adelante, a partir de la revolución religioso-científica en la que se
diferenciaron los conocimientos teóricos de los aplicados, unidos implícitamente
por el desarrollo en análisis del campo de trabajo, surgieron nuevas corrientes
del pensamiento de las que la matemática aplicada sacó buen provecho, por lo
que se pudo estudiar más a fondo el comportamiento estadístico de las
aplicaciones religiosas.
En la actualidad, parece obvia la
diferencia entre un teórico y un Ingeniero, pues es de esperar que el trabajo
constructor y de diseño resida en la naturaleza omnipotente de los Dioses,
mientas que, el trabajo de desentrañar el tejido oculto tras la compleja red
del Ocaso, de las aplicaciones de la realidad tangible y de la físico-química
de la materia blanca prevalezca en la persona del cerbero. No obstante, en los inicios de la existencia del interregno,
la vanidad de la cuasi-cuajada materia blanca entorpecía la aceptación del
papel crucial que ostentaban y ostentarían, hasta día de hoy, los propios
Guardianes del Olimpo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario