Divago,
ergo existo. A veces, simplemente, las ideas vienen a mi cabeza, sin más, se
pasean y destrozan todo lo que encuentran a su paso. Por ejemplo, ¿os habéis
planteado sobre la existencia de palabras que vienen supeditadas a un único
factor? La palabra inexorable, ¿por qué existe? ¿Quién la usó por primera vez y
qué quiso decir? Pues, siempre, cuando hablamos del paso del tiempo, le
añadimos inexorablemente y quedamos como verdaderos poetas, aunque, es obvio
que el tiempo pasa, que nadie puede evitarlo y, así, inexorablemente, también
existe sin que nadie pueda evitarlo. Es decir, la palabra indica una cualidad
que ella misma contiene. Por eso, es tan odioso leer una novela e ir encontrando,
de vez en cuando, la maravillosa expresión filosófica y vacua de la
inexorabilidad del tiempo. Ni siquiera subir arriba o bajar abajo chirrían
tanto, pues, el tiempo pasa inexorablemente lo vas a oír poco por la calle, no
ha tenido la culpa el coloquialismo. En este caso es pura verborrea. Me encanta
y la odio, a su vez. Una expresión que te recubre de suntuosidad y parece
rodearte de un aura de intelectualismo. Pero, bueno, luego me da por ir más
allá. Analizo el tiempo, analizo lo inexorable y pienso, igual la expresión sobre
qué fue antes si el huevo o la gallina debería reconsiderarse o traducirse al
verborreico. Veamos, el tiempo pasa inexorablemente, ¿qué cambia en el universo
con el tiempo? El caos aumenta, el desorden, la entropía. Así bien, ¿qué
existió antes, la entropía o lo inexorable? Ya tenemos una buena frase para
darnos el pegote.
Y os
preguntaréis, ¿a qué viene tanta tontería? Supongo que necesito distraerme de
pensamientos peligrosos. Peligrosos, para mí, un poco en el filo entre lo
bonito y lo potencialmente doloroso. Arriesgado, sería la palabra. Las dudas te
corroen cuando las musas te vienen a visitar y no las has visto llegar. Inesperado;
de lo más efímero, haces un retrato, tu imaginación vuela y entra en
contradicción con la realidad, pero, es tan bello. En tu cabeza, eres una
persona decidida, con agallas, la seguridad la tienes, aunque a veces, se
quiera disfrazar, tras un manto de sarcasmos. Pero, vuelves al principio, no te
lo esperabas, ni siquiera sabes por qué. Aparecen las musas y te piden que
borres esa sonrisa de bobalicón y te pongas a escribir. Y sientes el cosquilleo
de las dudas recorrer tu estómago, te preguntas si tu cerebro o tu corazón te
están jugando otra de sus bromas. Y ahí descubres que de inexorable tiene poco,
el tiempo. Que se para el tiempo y, a su vez, corre rápido en tu contra. O a tu
favor, realmente, no lo sabes. ¿Debes dar el resto y despeñarte en un
precipicio, del que no ves si el fondo está formado por nubes o por afiladas
rocas? O bien, ¿deberías dejar que el tiempo ponga las cosas en su sitio,
acercarte, trabajar el terreno? Hacía tiempo que no sentía algo parecido.
1 comentario:
Como tu bien me dijiste en mi post, deberiamos ser capaces de plantar cara al tiempo y también dejarlo fluir. El tiempo, es un gran misterio inexorable.
Por otra parte, hay infinidad de palabras en el mundo, muchas son la misma pero con significado distinto, son la mayor fuente de sabiduría que hemos sido capaces de desarrollar únicamente los humanos, es genial no?...me encantan tus reflexiones Lord Galdor. :D :$
Publicar un comentario